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En su columna de opinión más reciente en el periódico La República, el presidente de Asobancaria, Jonathan Malagón, resaltó que los subsidios a las pensiones y los combustibles se han identificado como fuentes de ineficiencia en el gasto público, ya que son quizás los planteamientos más regresivos, injustos y contradictorios de la política fiscal. Según el líder gremial, su otorgamiento beneficia a los más ricos en detrimento de los pobres.
Añadió que corregir políticas erróneas como estas resulta complejo, ya que las narrativas y privilegios siempre serán defendidos por grupos de interés. En el caso de los subsidios a los combustibles, a pesar de los posibles efectos que su eliminación pueda tener sobre la inflación en un contexto de desaceleración económica, es claro que debe llevarse a cabo, puesto que además de su regresividad, conlleva un considerable costo fiscal, especialmente en años como 2021 y 2022, marcados por notables aumentos en los precios del petróleo.