En los últimos años se ha fortalecido la idea de que los jóvenes no quieren comprar vivienda, que prefieren arrendar, viajar o “no amarrarse”. Sin embargo, esa lectura puede ser incompleta. Datos recientes muestran que una proporción creciente de los nuevos compradores en las principales ciudades del país son jóvenes, y que dentro de sus prioridades se mantiene la compra de vivienda. No han renunciado al proyecto de ser propietarios, pero las condiciones que les exigen son más retadoras.
Según estudios de Camacol, 83,8% de los jóvenes afirmó que le gustaría adquirir vivienda propia.