Según estudios recientes del Pnud y la Ocde, si el crecimiento a nivel mundial aumenta en 1%, cerca de 7,6 millones de personas saldrían anualmente de la pobreza extrema y 10,2 millones conseguirían un trabajo. Incluso, al cabo de cinco años, el Gini podría reducirse 0,06 puntos. El crecimiento económico no es un capricho de la tecnocracia, es, más bien, la base del bienestar de toda sociedad.
Lo anterior es un llamado de atención para todo el país, pues la cifra de crecimiento del año pasado fue la octava más baja de los últimos 120 años. La causa estructural está en la inversión, muy baja para impulsar nuestra estructura productiva. Específicamente, la tasa de inversión actual es de apenas 15% del PIB, la más baja desde la crisis de 1999, y la mitad de la requerida para recuperar tasas de crecimiento económico sostenido en torno a 4,0%.