Prólogo
Los países de América Latina y el Caribe se han construido en torno a relatos y promesas de riqueza y desarrollo. Así fue como se conquistó, primero, la independencia y, luego, mayor bienestar para nuestros pueblos. Sin embargo, el camino al desarrollo pleno, lejos de ser lineal o estar cerrado, ha tenido traspiés y ha sido objeto de interpretaciones contradictorias.
Hoy siguen vigentes muchas dudas.
La política y la economía han sido los grandes espacios para debatir sobre alternativas, agendas y miradas unificadoras, pero sería ingenuo pensar que las decisiones solo se han tomado como resultado de la deliberación racional. Los periodos de estabilidad democrática se alcanzaron recién en la década de 1990, a la salida de dictaduras y la consolidación del Estado de Derecho. Después de haber vivido guerras civiles, reformas agrarias y nacionalizaciones, golpes de estado, las sociedades latinoamericanas parecían encaminadas en una ruta ascendente de progreso económico para conseguir, al fin, el esquivo desarrollo. Los datos de aumento de riqueza, de los niveles educativos, así como de reducción de la pobreza y de la mortalidad infantil, están allí para refrendarlo.