En busca de la inclusión crediticia

La felicidad no es solo un concepto filosófico, es un objetivo tangible que perseguimos a diario. Aristóteles y Séneca definían la felicidad como el bienestar pleno en todas las dimensiones que nos importan y la tranquilidad frente a lo que nos depara el futuro, respectivamente. La inclusión financiera, y en particular la crediticia, juega un papel esencial en la búsqueda de la felicidad, en la medida en que el acceso al crédito permite financiar nuestros proyectos de inversión, apalancar el consumo y suavizar contingencias, lo que redunda en una vida más estable y, por ende, más feliz.

Las comparaciones internacionales evidencian cómo la inclusión financiera se relaciona con el bienestar de las naciones. Los países considerados “más felices”, como Finlandia, Islandia, Dinamarca, Holanda y Suecia, combinan altos niveles de cobertura en salud, estabilidad económica y educación de calidad con ingresos per cápita elevados. A su vez, en términos financieros, presentan casi un 98% de inclusión financiera en productos de ahorro y aproximadamente un 65% en acceso al crédito. Cabe destacar que ni siquiera esos países alcanzan un 100% de acceso al crédito, ya que no todos los adultos requieren endeudarse. Existen otras fuentes de financiación y, en algunos casos, la decisión de no adquirir deuda responde a preferencias personales.