Aunque no lo parezca, la decisión del Gobierno de suspender la regla fiscal en 2025 tiene efectos muy concretos sobre la vida cotidiana de los colombianos. Esta medida, que implica “pausar” los límites al endeudamiento y al déficit público, puede sonar como un tecnicismo, algo abstracto y lejano de la cotidianidad de las personas, pero en realidad tiene implicaciones directas sobre el bolsillo, el empleo y el costo de vida de todos los colombianos.
La regla fiscal es, en esencia, un compromiso que se impone el Estado para no gastar más de lo que puede pagar. Cuando se rompe, como ocurrió recientemente con la activación de la llamada “cláusula de escape”, el país puede endeudarse más allá de lo prudente y necesario. A corto plazo, esto puede parecer conveniente porque permite aumentar el gasto, pero tarde o temprano ese dinero hay que reponerlo, y hacerlo sin un plan claro tiene consecuencias.