Nuestra economía, y en particular el sector financiero, ha cambiado significativamente en los últimos años. En algunos aspectos hemos hecho grandes avances, mientras que, en otros, nos queda camino por recorrer.
Por ejemplo, en la última década, la inclusión financiera medida por el acceso a productos financieros pasó de 73% a 95%, es decir, estamos a menos de seis puntos de alcanzar la universalización. Además, el nivel de digitalización de las operaciones financieras aumentó exponencialmente, pasando de 7.000 operaciones por minuto a 31.000.
Sumado a lo anterior, el ecosistema financiero se ha enriquecido gracias al ingreso de nuevos competidores, el surgimiento de otras industrias y actividades no tradicionales, la digitalización de los servicios y, por ende, una mayor regulación. En efecto, en la última década el número de agentes en el sistema se ha duplicado, pasando de 160 jugadores en 2014, incluyendo bancos, establecimientos de crédito, cooperativas, fintechs y fondos de empleados, a cerca de 400, avances que, sin duda, nos hablan de una nueva realidad para nuestro sector financiero.